La primera bailarina del Ballet de Santiago dice que el amor por su profesión es eterno, indestructible. Entre delicados saltos y movimientos de ensueño también conoció el amor de pareja: lleva 12 años de relación con el primer bailarín Lucas Alarcón. El ballet, dice, es un mundo de sacrificios, pero también de lazos incondicionales y de crecimiento. Y lo disfruta con el corazón.