El gozo de la nostalgia en cada uno de los elementos moda, dise&ntilde;o y cultura muestra un profundo desenfado a la est&eacute;ticas de una d&eacute;cada que se resiste a quedar en el olvido.&nbsp;

En MTV pasaban Blink 182, Limp Bizkit, Bush, Korn, nu-metal, metal alternativo o m&aacute;s rudo, como Metallica. Todo como s&iacute;mbolo de la energ&iacute;a subversiva de la d&eacute;cada. Del otro lado estaba el pop de Backstreets Boys, Christina Aguilera o Britney Spears. Los m&aacute;s sensibles o&iacute;an Alanis, Sheryl Crow o Jewel. S&iacute;, vest&iacute;amos la m&uacute;sica que escuch&aacute;bamos. Era una suerte de pase al mundo; algo que nos conectaba, nos manten&iacute;a unidos, una sinergia perfecta entre la m&uacute;sica, la moda, los movimientos sociales, el descontento pol&iacute;tico, la euforia juvenil, la contracultura y el submundo urbano que emerg&iacute;a en medio de una sociedad moralista que a&uacute;n castigaba toda expresi&oacute;n del arte.
Artesanos de nuestras propias joyas, dise&ntilde;amos brazaletes, tobilleras y collares con mostacillas de colores y Smiles. Le&iacute;amos cancioneros y fantase&aacute;bamos con el poster pegado detr&aacute;s de la puerta a un costado del perchero repleto de Skinny Scarfs.&nbsp; Una vida an&aacute;loga, m&aacute;s lenta, pero profundamente intensa. Frente al espejo, t&uacute; y tus jeans anchos, ugly sneakers, baby teas con estampados, trenzas, partidura zigzag, labios marcados, bandana en la cabeza, chockers y bolsos de asa corta.
El ADN de la &eacute;poca aterrizaba a nuestras manos en papel. Las revistas intercambiables dictaban la ley del estilo. Un escenario global un tanto irreverente que trat&aacute;bamos de imitar. La trendy list era el underground o hip-hop, pantalones anchos, poleras XL, skate y walkman. Sobre la l&iacute;nea Nirvana se desarrollaba un estilo &ldquo;descuidado&rdquo; &ndash;m&aacute;s bien era una religi&oacute;n&ndash;. El look grunge de Kurt Cobain se compon&iacute;a con b&aacute;sicos: camisetas, camisas a cuadros y bototos. El ombligo al aire, pantalones recortados sin pretinas, piercings en la lengua, orejas y labios. Mechas de colores, brillantina en el rostro, ropa interior a la vista, plataformas y ropa deportiva para salir a la calle.
De repente tambi&eacute;n ca&iacute;mos bajo los hechizos de un estilo urbano poco arm&oacute;nico sin barreras ni equilibrio est&eacute;ticos, donde el denim m&aacute;s azul tom&oacute; protagonismo en grandes pantalones y jardineras desabrochadas. Su dupla de ataque: las poleras y petos con grandes logotipos. &iquest;El responsable? Tommy Hilfiger, quien que elev&oacute; la marca a la m&uacute;sica vistiendo a artistas de la &eacute;poca como TLC, campa&ntilde;a que qued&oacute; grabada en la retina de un estilo con toques de Rap y Hip Hop.
S&iacute;, los 90&acute;s han vuelto en gloria y majestad. Se consolidaron algunos elementos del estilismo como los sombreros Bucket, el ombligo al aire, las camisetas cortas con bordes irregulares trasparentes, las mini trencitas a los costados de la frente, los collares de perla con cuentas de colores y figuras peque&ntilde;as. Las maxi zapatillas que nos recuerdan las antiguas Donnors, el mini bolso corto en terciopelo o pelo sint&eacute;tico. Las maxi parkas con tirantes y mensajes, poleras con frases, series o car&aacute;tulas de pel&iacute;culas, los jeans anchos m&aacute;s claros que lo usual y los anteojos de sol angostos.&nbsp; Al parecer, un checklist que promete una larga estad&iacute;a en el cl&oacute;set.
La influencia navega hoy en nuestras habitaciones; l&aacute;mparas de lava sobre veladores, el ritual de encender velas en todas sus formas, el fanatismo por las margaritas, los destellos de luz en la fotograf&iacute;a y los baby colors agudizan nuestro sentido a lo ya conocido, pero toda una novedad para una generaci&oacute;n nativa que comienza a perfeccionar las ra&iacute;ces de la d&eacute;cada con artilugios cruzados de otras tendencias.
Internet nos mostr&oacute; el mundo, el computador llega a las casas por primera vez y ya se comenzaba a hablar de conexi&oacute;n. Nacieron los primeros celulares, los mensajes de textos y el chat, &iexcl;una vor&aacute;gine social! Algo as&iacute; como una fusi&oacute;n entre asombro, proyecci&oacute;n ut&oacute;pica y miedo a lo desconocido. A fines de la d&eacute;cada, ya comenzaban a contarse las horas para el fin de un milenio &ndash;o el fin del mundo&ndash;. Resonaba una transformaci&oacute;n energ&eacute;tica y augurios paranormales. Se terminaba una era, se cerraba un ciclo con todo lo que nos llev&oacute; vivir esos 10 a&ntilde;os que quedaron marcados en la piel, en los &aacute;lbumes, en las dedicatorias de los CD&acute;s, en la sabidur&iacute;a popular y en el romanticismo del inconsciente colectivo.

Por <a href="https://www.instagram.com/pamevictoria/" target="_blank" rel="noopener">@pamevictoria</a>

Esos locos años 90's

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