Son activistas de escala internacional, creadoras de una organizaci&oacute;n social avalada por la ONU, modelos a seguir para miles de ni&ntilde;as, j&oacute;venes y adolecentes de todo el mundo... y acaban de cumplir la mayor&iacute;a de edad. Ellas son Julieta Mart&iacute;nez y Milagros Mir, agentes de cambio para una nueva generaci&oacute;n.&nbsp;

La historia ya es tan conocida que se cuenta de boca en boca como si se tratara de una leyenda: Julieta Mart&iacute;nez (18), activista que ha sido invitada a dos Conferencias de Cambio Clim&aacute;tico de la ONU, que ha conversado con Hillary Clinton y que incluso realiz&oacute; su propia Ted Talk, ten&iacute;a apenas 12 a&ntilde;os cuando asisti&oacute; a su primera marcha. Tras padecer de diabetes desde los tres a&ntilde;os, Mart&iacute;nez recuerda la impresi&oacute;n que le gener&oacute; descubrir que la bomba de insulina que sus padres con tanto esfuerzo hab&iacute;an adquirido para ella &mdash;un aparato que le proporciona la hormona autom&aacute;ticamente, en lugar de tener que inyect&aacute;rsela de forma manual&mdash; era un privilegio que no todas las personas con su misma enfermedad pod&iacute;an pagar. &ldquo;Eso fue lo que me desencaden&oacute; las ganas de crear&rdquo;, recuerda. &ldquo;M&aacute;s all&aacute; de salir a marchar, c&oacute;mo materializamos el cambio&rdquo;.

<h2 style="text-align: justify;">Una idea tremenda&nbsp;</h2>
Desde la perspectiva de la innovaci&oacute;n social inculcada por su madre &mdash;donde el emprendimiento beneficia a la comunidad y no a un &uacute;nico individuo&mdash;, Julieta comenz&oacute; a so&ntilde;ar con un espacio tangible en que ni&ntilde;as y adolescentes, como ella, pudieran sacar adelante proyectos e iniciativas para cambiar el mundo. As&iacute; naci&oacute; Tremendas (@tremendascl), organizaci&oacute;n que hoy cuenta con m&aacute;s de 60 mil seguidores en Instagram y embajadoras en pa&iacute;ses latinos como Ecuador, Argentina, M&eacute;xico y Costa Rica, entre otros. Al momento de fundarla, Mart&iacute;nez ten&iacute;a s&oacute;lo 15 a&ntilde;os.&nbsp;
&ldquo;Tremendas, m&aacute;s que mutar, ha estado evolucionando constantemente&rdquo;, explica su creadora. &ldquo;Al inicio era una &lsquo;plataforma que visibiliza&rsquo;. Despu&eacute;s que &lsquo;visibiliza y conecta&rsquo;. Ahora, que &lsquo;visibiliza, conecta y potencia&rsquo;&rdquo;. En base a los 17 objetivos de desarrollo sustentable de la ONU, la fundaci&oacute;n se dedica a impulsar el esfuerzo de mujeres &mdash;especialmente de ni&ntilde;as&mdash; que buscan trabajar d&iacute;a a d&iacute;a para impactar el entorno en el que habitan. &ldquo;Todas las problem&aacute;ticas independientes &mdash;las crisis sanitarias, econ&oacute;micas, de igualdad de g&eacute;nero&mdash; est&aacute;n completamente conectadas&rdquo;, se&ntilde;ala. &ldquo;No pueden trabajar cada agenda por su lado. Pero como las problem&aacute;ticas est&aacute;n conectadas, llegas a la conclusi&oacute;n de que las soluciones tambi&eacute;n lo est&aacute;n&rdquo;, explica.
Al igual que Greta Thunberg, la labor de Mart&iacute;nez ha sido recibida con cierta dosis de recelo y desconfianza. Y, hasta cierto punto, es entendible: la idea de que un grupo de ni&ntilde;as hayan creado por s&iacute; mismas tantas charlas, talleres culturales y academias cient&iacute;ficas internacionales para educar y motivar a otras parece, naturalmente, incre&iacute;ble. &ldquo;Tremendas se basa hasta el d&iacute;a de hoy en voluntariado&rdquo;, asegura su fundadora. &ldquo;Son chicas que est&aacute;n usando horas de su d&iacute;a, de su semana, porque creen que el cambio es posible, y lo estamos demostrando&rdquo;.
La organizaci&oacute;n crece en conjunto con sus integrantes, y es eso lo que la diferencia de otros proyectos de la misma causa. &ldquo;Hay una versi&oacute;n err&oacute;nea de lo que es empoderar a la mujer&rdquo;, indica Mart&iacute;nez. &ldquo;Cuando hablamos de igualdad de g&eacute;nero, muchas veces nos quedamos en eso. Y es como, &lsquo;ya, pero ahora qu&eacute;. A d&oacute;nde vamos, d&oacute;nde apuntamos&rsquo;. El primer paso es creerte el cuento, saber que tienes la capacidad, pero otra cosa es tener las herramientas, y eso es Tremendas. Lograr que pasen de la pancarta a la acci&oacute;n&rdquo;.

"La gente cree que el activismo me tiene secuestrada, pero no es as&iacute;. Es que no entienden que Tremendas me ha entregado mucho. Despu&eacute;s de una etapa de bullying donde me sent&iacute; muy sola, aqu&iacute; encontr&eacute; a mi segunda familia. La 'Mili' es una de esas personas" - Julieta Mart&iacute;nez.&nbsp;

<h2>La activista modelo&nbsp;</h2>
De la pancarta a la acci&oacute;n, de la moda al activismo: as&iacute; fue la transformaci&oacute;n que Milagros Mir (21), coordinadora general de Tremendas, experiment&oacute; en sus &uacute;ltimos a&ntilde;os de adolescencia. &ldquo;A los 15 a&ntilde;os conoc&iacute; el feminismo y me salv&oacute; la vida&rdquo;, dice tajantemente. Cuando irrumpi&oacute; en los medios el caso de Luc&iacute;a P&eacute;rez, el femicidio que dio inicio al movimiento #NiUnaMenos, algo reson&oacute; en la joven influencer: &ldquo;Ella ten&iacute;a mi edad al momento de morir, me sent&iacute; identificada y sent&iacute; que hab&iacute;a que hacer algo&rdquo;. Con un trastorno alimenticio a cuestas, Mir asisti&oacute; a la marcha del 8M y comprendi&oacute; que no era la &uacute;nica que estaba pasando por lo mismo. &ldquo;De ah&iacute; no par&eacute;&rdquo;, dice sonriendo.
Sin nunca abandonar sus redes sociales ni su carrera como modelo de la agencia Elite, el feminismo le dio una voz para hablar de aquello que, hasta entonces, se guardaba. &ldquo;Al principio era tal cual lo que te imaginas cuando te dicen modelo o influencer, muy superficial&rdquo;, relata. &ldquo;Me sent&iacute;a muy falsa&rdquo;. De la mano de autoras como Chimamanda Ngozi Adichie y Simone de Beauvoir, Mir decidi&oacute; transparentar y encausar su amor por la lectura. &ldquo;Me di cuenta de que le&iacute;a muchos libros de hombres, y dije &lsquo;no, las mujeres han sido invisibilizadas hist&oacute;ricamente, el an&oacute;nimo siempre fue mujer, esto lo tengo que cambiar&rsquo;&rdquo;. As&iacute;, naci&oacute; Simplemetanoia (@simplemetanoia), su blog literario donde recomienda textos escritos por mujeres y con tem&aacute;ticas femeninas.
Fue a trav&eacute;s de esa cuenta que Milagros conoci&oacute; a Julieta. Tremendas estaba armando sus &aacute;reas de acci&oacute;n, y Mir se convirti&oacute; r&aacute;pidamente en la encargada de levantar &ldquo;Cultura&rdquo;. Pronto, su creatividad se hizo notar: inspirada por los c&iacute;rculos de lectura para mujeres que Amanda Labarca realizaba en el Chile del siglo XX, junto con las dem&aacute;s voceras organizaron los C&iacute;rculos de Cultura, donde ni&ntilde;as de entre 12 y 18 a&ntilde;os pueden aprender de la historia del feminismo en base a poemas, documentales, pel&iacute;culas y libros. M&aacute;s tarde, en el &aacute;rea de &ldquo;G&eacute;nero&rdquo;, ayud&oacute; a crear Ponte la Medalla, un ciclo de talleres de empoderamiento femenino donde se discuten temas como autoestima, amor propio y estereotipos.
&ldquo;Son puras ni&ntilde;itas con una energ&iacute;a y ganas de cambiar al mundo que est&aacute;n generando un cambio&rdquo;, dice Milagros sobre quienes participan de las actividades. &ldquo;Tienen un inter&eacute;s y quieren saber m&aacute;s. Dicen &lsquo;ens&eacute;&ntilde;ame&rsquo; y es como: &lsquo;aprendamos juntas&rsquo;. Siempre una aprende de la otras", comenta.&nbsp;

"Me di cuenta de que le&iacute;a muchos libros de hombres y dije: 'No, las mujeres han sido invisibles hist&oacute;ricamentes, el an&oacute;nimo siempre fue mujer, esto lo tengo que cambiar'". - Milagros Mir.&nbsp;

<h2>El lado B</h2>
Convertirse en el rostro del cambio antes de siquiera cumplir la mayor&iacute;a de edad es un desaf&iacute;o que abrumar&iacute;a a cualquiera, pero no a Julieta Mart&iacute;nez. &ldquo;La gente cree que el activismo me tiene secuestrada, pero no es as&iacute;&rdquo;, dice. &ldquo;Es que no entienden que Tremendas me ha entregado mucho; despu&eacute;s de una etapa de bullying donde me sent&iacute; muy, muy sola, aqu&iacute; encontr&eacute; a mi segunda familia. La &lsquo;Mili&rsquo; es una de esas personas&rdquo;, dice sobre su amiga y colega. &ldquo;Me ha acompa&ntilde;ado en las buenas, las malas y las m&aacute;s o menos&rdquo;. Y es que Milagros la entiende, ya que ella tambi&eacute;n debe soportar su propia cuota de criticismo. &ldquo;Hay muchas cosas que la gente no quiere ver&rdquo;, explica. &ldquo;Mucha gente no quiere saber, quiere que mantengan las cosas escondidas, y si uno les muestra a la cara que pasan cosas que no son bonitas, se reh&uacute;san y me dicen &lsquo;baja esto, no tienes nada que ver&rsquo;&rdquo;, argumenta.
Mientras Milagros contin&uacute;a sus estudios de psicolog&iacute;a y pol&iacute;ticas p&uacute;blicas, Julieta se prepara para lanzar una canci&oacute;n y un libro este a&ntilde;o, pero ambas se enfrentan a la tarea m&aacute;s dif&iacute;cil de todas: crecer. &ldquo;Te puedo explicar la educaci&oacute;n de las ni&ntilde;as como crisis clim&aacute;tica y lo puedo hacer perfectamente, porque es un tema que me apasiona y me siento muy c&oacute;moda en el escenario&rdquo;, dice Mart&iacute;nez. &ldquo;Pero vamos a un tema personal y me cuesta harto expresar mis emociones&rdquo;, admite.
Lo que est&aacute; claro es que, con activismo o no, el paso a la adultez no es un proceso sencillo, pero ambas j&oacute;venes est&aacute;n haci&eacute;ndolo lo mejor que pueden. &ldquo;Yo no me quiero comer al mundo&rdquo;, sentencia la fundadora de Tremendas, &ldquo;Quiero abrazarlo&rdquo;.&nbsp;

Mujeres tremendas

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