El dise&ntilde;ador y arquitecto belga es reconocido por ser uno de los m&aacute;ximos exponentes a nivel mundial de la t&eacute;cnica japonesa en papel, conocida como origami.&nbsp;

Hace falta ser&nbsp; meticuloso y organizado para poder montar en tres d&iacute;as una obra de arte de m&aacute;s de 10 mil peque&ntilde;as figuritas de origami en un espacio que no conoces ni puedes apreciar en vivo. Para todo, siempre hay una primera vez. Y para Charles Kaisin, no solo fue la primera vez que ven&iacute;a a exhibir su obra a Latinoam&eacute;rica sino que tambi&eacute;n fue la primera vez que visit&oacute; nuestro pa&iacute;s, donde lo pudo recorrer, de norte a sur, del Desierto hasta nuestra Patagonia.&nbsp;
Fue por&nbsp; estas latitudes donde el artista belga se inspir&oacute; para crear la escultura colgante de m&aacute;s de 10 mil origamis plegados por &eacute;l y su &iacute;ntimo equipo compuesto por su pareja y dos &ldquo;manos&rdquo; m&aacute;s que ven la ingenier&iacute;a y dise&ntilde;o de las creaciones de Charles y su gran proyecto, &ldquo;Origami For Life&rdquo;.&nbsp;
Su inspiraci&oacute;n para este proyecto: el c&oacute;ndor. Uno de m&aacute;s de 11 metros de altura compuesto por peque&ntilde;os origamis de c&oacute;ndores que cuelgan en la nueva planta del Parque Arauco.&nbsp;

La obra&nbsp;re&uacute;ne 10.985 figuritas del ave nacional emblem&aacute;tica,&nbsp;id&eacute;nticamente iguales unas con otras. A su vez, cada origami de c&oacute;ndor viene acompa&ntilde;ado con un hilo de color amarillo dorado y de una medida irrepetible. En total, son trece kil&oacute;metros de hilos. Origami e hilo, cada uno colgado equidistantemente entre s&iacute; forman en su totalidad un gran c&oacute;ndor tridimensional que cuelga del techo de este gran centro comercial capitalino.&nbsp;
Para un artista que ha expuesto en prestigiosos centros art&iacute;sticos y culturales de la talla del Palacio Real o Palais de Tokyo en Par&iacute;s as&iacute; como en el Pompidou de Bruselas, sin profundizar en las colaboraciones que ha hecho con renombrados arquitectos como Jean Nouvel (Louvre Abu Dabi), venir a Chile parece como &ldquo;una aventura&nbsp; inesperada y sorpresiva&rdquo;, seg&uacute;n cuenta el artista belga de los papeles plegados.&nbsp;
&ldquo;El origami es simple y divertido. Son formas en movimiento, como el arte cin&eacute;tico&rdquo;, dice Keisin que busca la accesibilidad e interacci&oacute;n con el p&uacute;blico en sus proyectos. &ldquo;Cuando las personas vean este c&oacute;ndor colgante quiero que&nbsp; se sientan como ni&ntilde;os, que con el color, las formas y el movimiento de estos origamis, se sientan como ni&ntilde;os que descubren algo nuevo&rdquo;.
Detr&aacute;s del s&uacute;per c&oacute;ndor de origami tambi&eacute;n hay un mensaje muy inclusivo: &ldquo;Lo lindo de este arte es que todo el mundo lo puede hacer&rdquo;, reflexiona el dise&ntilde;ador, mientras cuenta que admira la cultura japonesa que, desde hace siglos, inculcan el origami como una asignatura de recreaci&oacute;n obligatoria en los colegios p&uacute;blicos.&nbsp;
El c&oacute;ndor de origami dise&ntilde;ado, plegado y montado por Charles Kaisin y su equipo &ldquo;Origami For Life&rdquo; estar&aacute; en exhibici&oacute;n en la nueva entrada de Falabella en Parque Arauco durante un semestre. Aunque el artista confiesa que le gusta la idea de que la obra permanezca montada por m&aacute;s tiempo y as&iacute; pase a ser parte del&nbsp; imaginario colectivo nacional: &ldquo;Un origami para Chile, &iexcl;de por vida&hellip; Voil&agrave;!&rdquo;, concluye.&nbsp;

Los plieges de Charles Kaisin

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