La d&eacute;cada del minimalismo e individualidad tira los hilos del coraz&oacute;n de dise&ntilde;adores y del p&uacute;blico actual.

Sobre las pasarelas siempre circulan distintas eras, pero &uacute;ltimamente una &eacute;poca se ha convertido en una inagotable fuente de inspiraci&oacute;n para los dise&ntilde;adores: los a&ntilde;os 90. Aunque no llegamos ni siquiera a la mitad de la d&eacute;cada, las tendencias actuales son subproducto de destacados dise&ntilde;adores y colecciones de los 90 como el minimalismo de Calvin Klein, el grunge de Marc Jacobs para Perry Ellis y la elegante sensualidad del Gucci de Tom Ford. Cada &eacute;poca de la moda retorna para brillar por s&iacute; sola, pero el minimalismo de los 90 perdura debido al anhelo nost&aacute;lgico, un inter&eacute;s renovado en la individualidad y una relaci&oacute;n cada vez m&aacute;s &iacute;ntima entre moda y celebridades.
Plagado por una recesi&oacute;n econ&oacute;mica, el escenario pol&iacute;tico de principios de los 90 influenci&oacute; profundamente su estilo. El comienzo de la d&eacute;cada estuvo marcado por dos visiones distintas de la moda, ambas reacciones al exceso cultural y de estilo de los a&ntilde;os 80. El primero fue el grunge, tendencia que se desarroll&oacute; a partir de la actitud generalmente ap&aacute;tica, en el mejor de los casos, y antag&oacute;nica, en el peor, de los consumidores j&oacute;venes hacia la desigualdad econ&oacute;mica y social. Al final, la persistente hipocres&iacute;a de la tendencia la llev&oacute; hacia su fin. Colleen Hill, curadora del departamento Costume and Accessories del Museo FIT, escribe en su libro de 2021 Reinvention and Restlessness: Fashion in the Nineties que &ldquo;cr&iacute;ticas sobre los altos precios de los dise&ntilde;os influenciados por el grunge de (Marc) Jacobs y otros dise&ntilde;adores se centraban en el hecho de que estos looks podr&iacute;an ser confeccionados en base a prendas de segunda mano&hellip; o en una variedad de iteraciones de precios mucho m&aacute;s bajos&rdquo;.

Memorable pero fugaz, el grunge fue superado por el minimalismo. Tal como Hill se&ntilde;ala en su libro, &ldquo;aunque la fantas&iacute;a de la moda es indiscutiblemente importante, tambi&eacute;n lo es que la ropa ocupa un lugar en la rutina del d&iacute;a a d&iacute;a. Esto fue especialmente significativo durante la d&eacute;cada de los 90, mientras la moda se recuperaba de un vuelo de fantas&iacute;a que hab&iacute;a dejado a la mujer promedio pregunt&aacute;ndose d&oacute;nde ella (y su guardarropa) pod&iacute;a encajar&rdquo;. Inspir&aacute;ndose en siluetas f&aacute;ciles de llevar para la mujer moderna, marcas como Prada, Helmut Lang y Jil Sander usaron materiales, formas y colores de nuevas y pr&aacute;cticas maneras que pudiesen atraer a un p&uacute;blico m&aacute;s amplio en una era donde los h&aacute;bitos de consumo estaban en un punto bajo. Particularmente, la mochila de nailon de Miuccia Prada se transform&oacute; en un &iacute;cono de la d&eacute;cada, codiciada por su simplicidad y durabilidad. La trayectoria de inicios de los 90 aparentemente refleja los 2020. Esta d&eacute;cada ha experimentado recesiones, momentos de acci&oacute;n y una pandemia global, todo lo cual sacudi&oacute; la capacidad y el deseo de gastar. Siguiendo los pasos de la generaci&oacute;n X, los millennials y gen Z buscan inspiraci&oacute;n en una era que fomentaba la personalidad dentro del minimalismo.
Hacia fines de los a&ntilde;os 90, Occidente experiment&oacute; un auge econ&oacute;mico que cambi&oacute; actitudes y acceso. En Gucci, Tom Ford marc&oacute; el comienzo del regreso al lujo despu&eacute;s de la recesi&oacute;n. Este no era el mismo lujo obvio de los a&ntilde;os 80, sino una perspectiva minimalista que ofrec&iacute;a elegantes trajes a la medida, osados complementos y telas sensuales. Cimentada por trend setters como Carolyn Bessette-Kennedy, Carine Roitfeld y Gwyneth Paltrow, el minimalismo encontr&oacute; su lugar y se asoci&oacute; a la &ldquo;chica elegante de la ciudad&rdquo;. Mientras la aceleraci&oacute;n econ&oacute;mica a&uacute;n no ha llegado a la d&eacute;cada de los a&ntilde;os 20 actuales, el reflejo de la industria en los 90 demuestra el deseo de un cambio similar en positividad y prosperidad despu&eacute;s de a&ntilde;os de temor existencial y tendencias que van y vienen dentro de meses, semanas e incluso d&iacute;as.
La fatiga del core ha llevado indudablemente a a&ntilde;orar tiempos y modas m&aacute;s simples. Para quienes afortunadamente desconocen el concepto, el &ldquo;n&uacute;cleo&rdquo; o core de una tendencia es un nicho que prolifera a trav&eacute;s de las redes sociales. Aunque es dif&iacute;cil rastrear exactamente d&oacute;nde o cu&aacute;ndo se acu&ntilde;&oacute; el t&eacute;rmino &ldquo;n&uacute;cleo&rdquo;, el normcore &ndash;est&eacute;tica gender neutral que celebraba la ropa simple y no de manera ir&oacute;nica&ndash; fue introducido hacia principios de 2010. Con el auge de TikTok, los n&uacute;cleos volvieron con toda su fuerza. Las tendencias core (barbiecore, fairycore, cottagecore) giran en torno a una vibra y abarcan no solo moda sino un estilo de vida. Un inter&eacute;s renovado por la sencilla moda de la d&eacute;cada de los 90 se da en parte por una reacci&oacute;n a este ciclo de tendencias imposible de seguir. Ahora, algunos dise&ntilde;adores han comenzado a crear piezas que trascienden los ciclos core.

De forma similar, algunos consumidores est&aacute;n empezando a apostar por estilo personal y sustentabilidad en oposici&oacute;n a las tendencias que duran casi dos semanas. Inspir&aacute;ndose en los 90, los dise&ntilde;adores apagan esa sed y entregan una visi&oacute;n nost&aacute;lgica que es eterna.
Los a&ntilde;os 90 estuvieron plagados de rostros familiares incrustados en la cultura, con las &ldquo;supers&rdquo; formando una nueva era y cambiando para siempre la relaci&oacute;n entre moda y celebridades. Hasta la aparici&oacute;n de Cindy Crawford, Naomi Campbell, Christy Turlington, Kate Moss, Claudia Schiffer, Tyra Banks y Linda Evangelista, la ropa era m&aacute;s famosa que las modelos. Las supermodelos trajeron personalidad a la industria de la moda, fomentando la individualidad. Sus actitudes despreocupadas y personalidades distintivas brillaron fuertemente sobre las pasarelas, fotos de paparazis y portadas de revistas. Incontables fotograf&iacute;as mostraban a las modelos off-duty llevando sus propias versiones de las tendencias, lo que se ha transformado en iconograf&iacute;a de la cultura pop. Esto convirti&oacute; la colaboraci&oacute;n entre marcas y celebridades en un lugar com&uacute;n, lo que, en retorno, llev&oacute; tanto a la alfombra roja como a los looks de street style a convertirse en lo opuesto: altamente estilizado, lo que requiere un ej&eacute;rcito de profesionales para idear los looks perfectos de las celebridades embajadoras de hoy como Zendaya, Rihanna, Kim Kardashian y Hailey Bieber. Sin embargo, es posible que estemos viendo un regreso a la est&eacute;tica deshecha de los 90 como rechazo a la cultivada imagen de Instagram.
Evocar los a&ntilde;os 90 no requiere que un dise&ntilde;ador encasille su creatividad en un punto de vista global. La moda de la d&eacute;cada era al mismo tiempo pr&aacute;ctica y rom&aacute;ntica, simple y detallada, pensada y simple. En Gucci, Sabato de Sarno explora y repite tem&aacute;ticas del minimalismo y siluetas sensuales en una recreaci&oacute;n del estilo insigne de Ford. Haciendo eso, Sabato &ndash;un chico de los 90 de tomo y lomo&ndash; se aleja de la visi&oacute;n maximalista de Alessandro Michele. Y Miu Miu entreg&oacute; paletas suaves que prestan especial atenci&oacute;n a la materialidad. El encanto cultural eterno de los 90 es clara indicaci&oacute;n de que la moda y la cultura se influencian mutuamente. Los 90 fueron a&ntilde;os aspiracionales. Una econom&iacute;a incipiente se transform&oacute; en una en auge, llevando a la sociedad a un lugar posmoderno que dio la bienvenida a la singularidad, resultando en ropa, arte e imaginario ic&oacute;nico. Para muchos se sinti&oacute; como la &uacute;ltima gran frontera antes del milenio, una d&eacute;cada sumida en la incertidumbre y el miedo, pero anhelando esperanza. No es de extra&ntilde;ar, entonces, que los dise&ntilde;os de este periodo tiren constantemente los hilos del coraz&oacute;n de dise&ntilde;adores &ndash;y consumidores&ndash; de hoy.

1995 fue el año en que se activó un interruptor. Esta trendy editorial de los archivos de L’OFFICIEL de 1995 muestra cómo el estilo se balanceaba hacia una dirección minimalista con un toque de sensualidad en las pasarelas más importantes del momento.

Los inmortales 90

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