Para celebrar los Juegos Ol&iacute;mpicos que tendr&aacute;n lugar en Par&iacute;s este 2024, el museo de la moda de la capital francesa, Palais Galliera, propone una exposici&oacute;n sobre la evoluci&oacute;n de la ropa destinada a la actividad f&iacute;sica y su relaci&oacute;n con el cuerpo en movimiento.

Montada en vista de los Juegos Ol&iacute;mpicos de 2024, esta muestra pone de manifiesto c&oacute;mo la liberaci&oacute;n del cuerpo a trav&eacute;s del ejercicio f&iacute;sico &mdash;particularmente el femenino&mdash; contribuy&oacute; a la evoluci&oacute;n de las mentalidades y al cambio de los c&aacute;nones de belleza: la tonicidad se impuso sobre las redondeces.
<h3 style="text-align: justify;">La importancia de la salud</h3>
Organizada de manera cronol&oacute;gica, la exposici&oacute;n nos informa que uno de los or&iacute;genes de la ropa deportiva fue el desarrollo de bulevares y parques urbanos a finales del siglo XVIII. Pasear se puso de moda, no s&oacute;lo como pasatiempo social, sino como un ejercicio f&iacute;sico esencial para la salud. En efecto, la importancia de mantener el cuerpo en buen estado comenz&oacute; a entrar en las conciencias. Un siglo m&aacute;s tarde, los m&eacute;dicos cuestionaban el uso los estrechos cors&eacute;s, considerados perjudiciales para la salud e incentivaban el ejercicio y el movimiento, a fin de fortalecer los m&uacute;sculos y la postura.
Obviamente, las primeras mujeres que dispon&iacute;an de suficiente tiempo libre para dedicar al ejercicio fueron las de la aristocracia y la alta burgues&iacute;a. Puesto que ya estaba en su tradici&oacute;n cambiar de vestimenta varias veces al d&iacute;a seg&uacute;n las actividades cotidianas, la pr&aacute;ctica de la equitaci&oacute;n, la caza, el golf, los ba&ntilde;os de mar, el ciclismo y hasta el automovilismo, dar&iacute;a lugar a un nuevo vestuario espec&iacute;fico para cada una de ellas. Una bendici&oacute;n para sastres y modistas.

Conjunto para tenis de Lucien Lelong. Foto: Egidio Scaloni ©Egidio Scaloni, Palais Galliera/Paris Musées.

Mujer a caballo fines de siglo XIX, montando estilo amazona ©FS.

Portadas de la revista Jardin des Modes de los años 20 a los 40 ©FS.

<h3 style="text-align: justify;">Los &ldquo;peligros&rdquo; del ciclismo</h3>
Fue reci&eacute;n a finales de siglo XIX en que la pr&aacute;ctica de deportes se democratiz&oacute; &mdash;especialmente la nataci&oacute;n y el ciclismo&mdash; pero la ropa pod&iacute;a ser un estorbo. Si los beneficios de los ba&ntilde;os de mar eran aceptados por todos, la decencia exig&iacute;a un traje de ba&ntilde;o que consist&iacute;a en una t&uacute;nica de manga larga y pantalones hasta la pantorrilla, a menudo de sarga de lana, lino o franela, acompa&ntilde;ada de un cors&eacute; especial de lona, medias de lana, alpargatas y un bonete o sombrero. Una incomod&iacute;sima vestimenta que felizmente tendi&oacute; a aligerarse y acortarse con el nuevo siglo. En cuanto a las mujeres que practicaban el ciclismo eran ferozmente criticadas no s&oacute;lo desde el punto de vista m&eacute;dico (se consideraba que esta actividad era un peligro para la fertilidad) sino tambi&eacute;n desde el de la decencia ya que la adopci&oacute;n de los calzones masculinos provoc&oacute; un agrio debate.
Por su parte, el automovilismo, era a&uacute;n considerado un deporte. A velocidades superiores a 10 km/h, estas m&aacute;quinas sin techo obligaban a conductores y pasajeros a llevar ropa adecuada para protegerse del fr&iacute;o, el viento y sobre todo del polvo de las calles de tierra.
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Traje de baño,ca 1815 ©Palais Galliera/Paris Musees.

Conjunto de ciclismo, ca.1900 ©Palais Galliera/Paris Musees.

Traje de paseo, ca.1900 ©Palais Galliera/Paris Musees.

Conjunto de playa de Jaques Heim, verano 1947 ©Palais Galliera/Paris Musees.

Traje de amazona, ca 1830	 ©Palais Galliera/Paris Musees.

<h3 style="text-align: justify;">El fen&oacute;meno de las zapatillas</h3>
La Primera Guerra Mundial (1914-1918) trajo consigo profundos cambios cuando las mujeres debieron asumir las tareas de los hombres que marchaban al frente. Y si pod&iacute;an hacer su trabajo, obviamente tambi&eacute;n pod&iacute;an practicar los deportes hasta entonces exclusivamente masculinos. Las federaciones monodeportivas, que elaboraron sus propias reglas para definir el juego tambi&eacute;n debieron definir el equipamiento y la indumentaria de cada disciplina. Las mujeres adoptaron el maillot y el short en las pistas de atletismo, los knickers en los campos de golf y las tenistas acortaron sus faldas. A lo largo de las d&eacute;cadas siguientes, la evoluci&oacute;n y el atractivo de la ropa deportiva se intensific&oacute; especialmente con el surgimiento de una est&eacute;tica joven y urbana, promocionada sobre todo por el hip hop y los videos musicales..
Pero sin duda, el fen&oacute;meno m&aacute;s importante de las &uacute;ltimas d&eacute;cadas fue la introducci&oacute;n de las zapatillas de deporte en el vestuario cotidiano. La muestra recorre la evoluci&oacute;n de este calzado, un accesorio hoy en d&iacute;a esencial. A partir de los a&ntilde;os 2000, las casas de moda como Balenciaga, Dior, Chanel y Valentino ya ofrec&iacute;an sus propios modelos y las colaboraciones entre dise&ntilde;adores y celebridades con marcas como Nike y Adidas no tardaron en proliferar y convertirse en codiciados objetos de colecci&oacute;n.
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Zapatilla Converse, 2009 Palais Galliera/Paris Musees.

La Mode en Mouvement, Palais Galliera (Par&iacute;s), primera versi&oacute;n hasta el 15/3/2024.

La ropa deportiva en el Palais Galliera de París

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