La exposici&oacute;n de moda del Palais Galliera, el Museo de la Moda de la Ciudad de Par&iacute;s, no invita a evocar la carrera de un creador o admirar reliquias del pasado, sino a celebrar una elegancia conmovedora, torturada y potente como la de Frida Kahlo (1907 -1954).

En Frida Kahlo, m&aacute;s all&aacute; de las apariencias puede admirarse una selecci&oacute;n de doscientos objetos pertenecientes a la artista mexicana, entre ellos vestidos, pinturas, cartas, joyas y otros accesorios (hasta sus productos de maquillaje), adem&aacute;s de una extensa serie de fotos -muchas de ellas tomadas por su padre fot&oacute;grafo- que permite recorrer su vida, intensa y sufrida.

Como muchos quiz&aacute;s lo saben, la vida de Frida fue una larga letan&iacute;a de padecimiento f&iacute;sico. En su infancia, fue v&iacute;ctima de poliomielitis, lo que la dej&oacute; con una pierna atrofiada y la conden&oacute; a una permanente cojera y a los 18, sufri&oacute; un terrible accidente en el que al ser atropellada por un tranv&iacute;a, una barra de metal le atraves&oacute; el abdomen, conden&aacute;ndola a una vida de atroces dolores, a decenas de operaciones, a largas estad&iacute;as en cama y al uso de cors&eacute;s. Para culminar, en 1953, poco antes de su muerte, debi&oacute; ser amputada de su pierna gangrenada. Justamente, entre los accesorios exhibidos figuran dichos cors&eacute;s &ndash;verdaderos instrumentos de tortura&ndash; as&iacute; como la pr&oacute;tesis de su pierna, envuelta en una bota de cuero y seda roja, personalizada con el bordado de un tigre.

Todos estos efectos personales provienen de la Casa Azul, situada en el barrio de Coyoac&aacute;n, donde ella naci&oacute; y muri&oacute;, y donde vivi&oacute; una apasionada y tumultuosa relaci&oacute;n con su marido, el pintor Diego Rivera, el gran amor de su vida. Tras morir su esposa, Rivera orden&oacute; por testamento que todas sus pertenencias permanecieran guardadas en una pieza (de hecho quedaron en un ba&ntilde;o), hasta 15 a&ntilde;os despu&eacute;s de su propia muerte.&nbsp; &iquest;Discreci&oacute;n o quiz&aacute;s una forma de seguir condenando a Frida a permanecer bajo su sombra? &nbsp;En todo caso, en 1957, antes de su muerte, el pintor confi&oacute; las riendas de la Casa Azul a una amiga, Dolores Olmedo, quien excediendo los deseos de &eacute;ste, impuso el secreto sobre todas esas pertenencias que solamente ser&iacute;a revelado tras su muerte, en 2002.

Pero m&aacute;s all&aacute; de todos los objetos testimonios del dolor, la muestra ofrece un fant&aacute;stico panorama del vestuario que Frida adopt&oacute; a lo largo de sus a&ntilde;os, es decir, las coloridas vestimentas tradicionales de las indias Tehuanas -cuya sociedad matriarcal ella admiraba- que comenz&oacute; a usar por patriotismo, como su manera de protestar contra la herencia europea y a las que dio, por supuesto, su toque personal.&nbsp;
Pero &eacute;stas tambi&eacute;n estaban ligadas &iacute;ntimamente a su discapacidad: de la cintura para arriba multiplicaba los motivos y los colores y enmarcaba su rostro con joyas llamativas; de la cintura para abajo, las amplias y largas faldas disimulaban su pierna y su caminar irregular. En todo caso, al igual que con sus c&eacute;lebres autorretratos, ella realiz&oacute; con su ropa, una verdadera auto-creaci&oacute;n art&iacute;stica y logr&oacute; establecer una imagen &uacute;nica y personal con la que siempre ser&aacute; identificada.

A modo de demostraci&oacute;n, la muestra concluye con una secci&oacute;n donde pueden verse modelos de creadores contempor&aacute;neos -como Riccardo Tisci para Givenchy, Jean Paul Gaultier, Comme des Gar&ccedil;ons o Alexander McQueen- inspirados por Frida, un verdadero &iacute;cono cultural a nivel mundial.
Frida Kahlo, au-d&eacute;l&agrave; des apparences
Palais Galliera ( Paris), del 15/09/22 al 05/03/23&nbsp;

Frida Kahlo, más allá de las apariencias

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